miércoles, 12 de septiembre de 2007

otra vez


Se levanto despacio, como si los zapatos le pesasen ya demasiado.
Camino hacia la puerta, los ruidos de la calle camuflaban el timbre.
Si sus pensamientos estaban bien encaminados, lo encontraría tras la puerta.
Su cuerpo temblaba con la idea, sus manos cada vez mas mojadas se deslizaban por los pantalones como buscando un bolsillo donde esconderse, donde resguardar una integridad perdida o en vías de perderse daba igual.
Respiro despacio, buscando una calma de antaño, llego a la puerta, giro la manilla y ahí estaba, como siempre había estado, esperándola, fría y vacía… y en ese sonar de puerta rechinante penso “cuando será el día en que suene mi puerta y no sea mi soledad jugándome otra mala pasada”.