La falta de competencias físico mentales, el retardo emocional, la carencia de agudeza mental... Todo se confabula en un constante que no hacer, donde no ir, con quien no estar... ausencia absoluta de sensualidad. Sexualidad sobreestimada... en resumen falta de gracia absoluta. País de machos mediocres, subestimadores de una mujer simple, de tacón alto, escote amplio... esa es tonta... uno de mis juegos favoritos, destruiros... buajajaja... nada mas apasionante que demostrarte tu imbecilidad, destruir tu ego, dejarte destrozado y reír sin emitir sonido....
la maldad me sienta bien.
Ay Chile... puro Chile? No por favor, hombrecito, levanta la cabeza y mira a tu rededor… no a todas nos compras con frases baratas y prefabricadas... hay quienes no buscamos, encontramos... no esperamos, seducimos... piropos mal dados, sobre adulación de mi cuerpo, olvido absoluto de mi... ese mi integro completo, diferente e incapaz de separarse de este cuerpo envejecido.
Mi maldad me acariciaUna sonrisa de medio lao, un pantalón bien entallao, unos ojos mirándote de entre líneas, una blusa sin cerrar, el escote bien portao, y caíste, te tengo, eres mío, juego, pruebo, tomo o boto, y tu, con los nervios desencajados, a medio entender qué se juega, porque se juega, y tratando desesperadamente de encontrar o imponer reglas, normas, o por ultimo de descubrir con quien juegas...
Mi maldad me divierte...
A veces, y sólo por deporte, me siento en un bar (terraza claramente) pido un trago largo, cojo mi libro y leo... al cabo de unos 10 minutos de placida lectura apareze un alguien, un cualquiera, por lo general un imbesil y dice: “pobrecita, tan solita, quiere sentarse con nosotros?” y mi mirada despreciante se pasea por su cuerpo analizando… buscando… donde enterrar el comentario correcto, cual es el punto justo donde con solo dos palabras (y hasta una) te destruyo, te desarmo, y vuelves a tu mesa con la cola entre las piernas, los hombros caídos, y un rostro de fracaso absoluto que se suma a las risas de tus “amigos” (toos probablemente igual de idiotas).
Mi maldad te seduce.
Existen otras también (un poco mas largas) donde se acerca uno con un seudo interés (esta se las da de inteligente) y dice “que lees” y yo: “Razones practicas (ponte tu), un análisis a la metodología de las ciencias sociales, una compresión de la forma de apropiación de realidad seudo cientifi...” y suelto un discurso completo, simple sobre que es lo leido y, por lo general, en la mitad del mismo ya no estas al frente, no fuiste capaz de entender absolutamente nada, buscaste un gancho de entrada y nuevamente te devuelves a tu mesa con sabor a fracaso con burlas de adornos. Pero hay otras que mi interlocutor dice “Pierre Bourdieu” o simplemente un “puedo verlo?” y sin pedir permiso se sienta y discute y me mira y me mima con sutileza...
La maldad me sorprende.
La maldad en algo simple en una sonrisa, en una caricia, en una forma de generoso interés, en un cuerpo que se amolda al mío y viceversa... la maldad de beso profundo, de un roce, de una mano exploratoria, con la capacidad de descubrirme y desvestirme con calma sacar uno a uno mis miedos, desatar mis deseos y dejarme fluir en su cuerpo desnudo, para partir luego, dejando el hielido aliento a soledad rodeandome... La maldad contestataria y rebelde, infantil, inocente, incoherente,
simple y pura malda.